, Contexto Económico-Social

P2P, colaboración y redes sociales.

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La idea del peer-to-peer (P2P), o red entre pares, se inició en la década de 1960, cuando ARPANET fue creada, como una red para compartir archivos entre los centros de investigación de Estados Unidos. Se trata de una red de computadoras, sin clientes ni servidores fijos, sino basada en una serie de nodos, que se comportan como iguales entre sí.

Posteriormente fue popularizado por los sistemas de intercambio de archivos, tales como la aplicación Napster, lanzada en 1999, y diseñada con el fin de compartir música entre usuarios, de manera que éstos, formasen grupos, colaborando, y creando una red virtual independiente de la red física, fuera del alcance de la autoridad administrativa y las restricciones de ésta.

Recientemente, estos  nuevos modos de organización, generados a partir de una tecnología disruptiva como la que posibilita el P2P, originarios de entornos digitales, se están comenzando a aplicar en ámbitos fuera de internet, dando lugar a lo que se ha denominado como economía colaborativa, que puede definirse como el conjunto de prácticas y modelos de negocio, que tiene su base en redes horizontales de ciudadanos y la participación en comunidades, y que se sustenta en una serie de valores como la colaboración, la apertura y el hecho de compartir.

En la actualidad, existen plataformas como OuiShare, que trabaja mediante una red internacional de más de 2.000 miembros y colaboradores, con el convencimiento de que éste modelo, puede resolver algunos de los desafíos a los que actualmente se enfrenta la sociedad. Para ello identifican los cinco campos de actuación siguientes, en torno a los cuales construyen su comunidad, generan conocimiento, e incuban proyectos:

  • Consumo colaborativo (Acceso a un recurso frente a propiedad del mismo)
  • Crowdfunding (Circulación de capital entre individuos)
  • Conocimiento abierto (Como fundamento para una producción abierta)
  • Diseño y fabricación abierta (Movimiento Maker, Do-It-Yourself)
  • Gobernanza abierta y horizontal (Plataformas ciudadanas, participación)

Para comprender mejor lo que la economía colaborativa propone, considero interesante la intervención de Luis Tamayo, (sociólogo, profesor y consultor, experto en economía y cultura colaborativa), en la sesión inaugural, de la Coworking Spain Conference 2014, celebrada en Madrid en el mes de Abril.

Tamayo considera que se trata de un movimiento cuya evolución es imparable, y apuesta por ella como alternativa al modelo clásico, business to consumer. Por ello insta tanto a la administración, como al resto de organizaciones, a no considerarlo como un mero ataque a los sectores tradicionales, sino como una oportunidad, ya que en su opinión, en una sociedad de redes P2P, en la que se fomente el contacto entre personas, las sinergias generadas tendrán un impacto positivo, con beneficios económicos, sociales y medioambientales.

Según nos cuenta, paulatinamente en el desarrollo de este nuevo modelo, deberemos pasar del hiperconsumo responsable de gran parte de los problemas actuales, a un consumo alineado con ciertos valores, libre de connotaciones negativas. Del mismo modo tendremos que dejar atrás una educación que nos ha enseñado a competir, y atender a la necesidad de saber movernos en redes y colaborar, siendo este un recurso fundamental de ahora en adelante.

Estos cambios deben fomentar la aparición de un nuevo tipo de empresas y organizaciones, para las cuales ganar la máxima cantidad de dinero no sea el único objetivo, sino que lo consigan al tiempo que su labor resulte positiva para la sociedad. Dado que su actividad en cierta medida, estará ligada a una comunidad, será para ellas vital mantenerla, cobrando para ello especial relevancia su responsabilidad social corporativa.

Se puede concluir que, la economía colaborativa comprende diversos tipos de actividades, posibles gracias a la creación de redes horizontales y a la colaboración entre individuos. Su objetivo es el de mejorar el acceso a recursos y oportunidades, que los ciudadanos necesitan para prosperar, a partir de la creación de una comunidad, en lugar de esperar un cambio, que provenga de las instituciones políticas o las grandes empresas.

Esto se consigue poniendo en contacto a personas, y de una manera alienada con ciertos valores, más allá del mero beneficio particular. Se trata de ganar yo, y de que ganen también los demás. Para ello, Tamayo apuesta por una sociedad de redes horizontales, convencido de que cuando se fomenta este contacto, “ocurren cosas”, en el sentido de que se producen cambios, cambios que necesitamos, para afrontar los desafíos a los que se enfrenta actualmente la sociedad.

Para profundizar en esta afirmación, me parece relevante el trabajo realizado por James Fowler (Universidad de California) y Nickolas Christakis (Universidad de Harvard), autores de “CONNECTED . The power of our social networks and how they shape our lives

Su investigación parte de lo que consideran, un principio fundamental en sociología, como es la existencia de factores supra-individuales, que tienen efecto en las decisiones de los individuos, modelando su destino, y lo que les sucede en la vida, y se centra en un tipo particular de influencia, que proviene de las redes sociales, refiriéndose no a las redes virtuales creadas a partir de la aparición de internet, con un objetivo concreto, sino a las redes de persona a persona, en las que vivimos insertados.

Cada uno de nosotros, crea o hereda ciertos tipos de conexiones, con amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc…, y cada uno de ellos, igualmente tiene sus propias conexiones, creándose de esta forma niveles superpuestos de redes sucesivas. Con su estudio, Fowler y Christakis desvelan que la influencia recibida no proviene únicamente de las personas que conocemos, sino que lo hace desde hasta tres de estos niveles o grados de separación.

Esta influencia se produce mediante la transmisión de hábitos, emociones, e incluso valores, lo que han denominado como “contagio social”, el cual se produce de dos modos diferentes. Por un lado, la apariencia o comportamiento del otro cambia tu apariencia o comportamiento propio, pero además, cambia tus expectativas o percepción de las normas, de manera que lo que se difunde de persona en persona, es más bien una idea.

Así, nuestros gustos y deseos, están en cierta medida determinados por el colectivo, por los grupos de los cuales formamos parte, y nuestras elecciones y experiencias en la vida, dependerán de lo que las personas que nos rodean hagan y sientan.

Christakis, en su conferencia TED titulada “La influencia oculta de las redes sociales”, concluye de la siguiente manera: “Las redes sociales son necesarias para la difusión de ideas y valores positivos… Las redes sociales, están fundamentalmente relacionadas con el bien, y lo que el mundo necesita en este momento son más conexiones.”

Detrás de tal afirmación, puede estar el hecho de que estas conexiones y enlaces entre personas, generan nuevas propiedades en el grupo. Los colectivos adquieren propiedades que no existían previamente en los individuos que las conforman, y que no están predeterminadas por ellos, sino que dependen de la estructura de dichos enlaces.

Una de estas propiedades es el capital social, entendido éste como recurso que puede ser creado produciendo un cambio en las relaciones entre personas, que vuelve a la sociedad más productiva, en el sentido de ser capaz de realizar cosas que anteriormente no podía. Un aspecto fundamental del capital social, es que se trata de un bien público, del cual todos los miembros del colectivo pueden beneficiarse, ya que aumenta las oportunidades para la acción colectiva, y el bienestar del grupo.

Según este planteamiento, en la medida en que la economía colaborativa sea capaz de generar capital social, en una sociedad formada por redes horizontales de personas, mediante la transformación de la estructura de sus enlaces, producirá ese impacto positivo que sus defensores como Tamayo anuncian.

Por lo tanto, en el marco de la economía colaborativa, los espacios físicos tales como fab labs, o espacios de coworking,  al igual que las redes digitales peer-to-peer, deben ser plataformas para facilitar la colaboración, en el seno de la comunidad que los sustenta. Su objetivo será el de facilitar a sus usuarios el acceso a ciertos recursos necesarios para el desarrollo de una actividad profesional, y al mismo tiempo, producir un cambio positivo en ellos, a través del flujo de información, emociones, ideas, comportamientos, así como mediante la modificación de la estructura de la red de la que éstos forman parte.

Puede concluirse que nuestra experiencia en el mundo, depende en parte, de la estructura de los enlaces de la red social en nuestro entorno, y es en la capacidad de modificar esta estructura, donde reside el auténtico potencial del coworking, y de la economía colaborativa en su conjunto.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS:

  • Comunidad OuiShare: http://ouishare.net/en
  • Consumo Colaborativo: http://www.consumocolaborativo.com/
  • Coworking Spain conference 2014: http://coworkingspainconference.es/inicio
  • CONNECTED: The power of our social networks and how they shape our lives: http://connectedthebook.com/
  • Big Think, The sociological science behind social networks and social influence: https://www.youtube.com/watch?v=wadBvDPeE4E
  • TED talks, The hidden influence of social networks:  https://www.youtube.com/watch?v=2U-tOghblfE

IMAGEN: «Legame – link». Por Franco (CC BY 4.0)

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